el más audaz del lugar,
pues es capaz de aceptar
once estudiantes… “asín”,
sin cortarse ni un pelín.
Y hago yo una reflexión:
para medir el radón
con las redes neuronales
y las series temporales...
quizá bastantes no son.
Se ha difundido el rumor
de una hazaña singular.
Dicen que en algún lugar
hay un superdirector
que no le tiene pavor
a dirigir de una vez
once trabajos. ¡Pardiez!
¡Qué enorme capacidad!
Tal es esta cantidad
que me suena a insensatez.
Once es un número primo.
Once es un número grande.
Pero a mi no hay quien me
ablande.
Aunque esto les suene a timo,
Aunque esto les suene a timo,
no me corto ni reprimo.
Once voy a dirigir
aunque tenga que morir.
Once, ni uno de menos.
Voy cuesta abajo y sin frenos,
pero yo pienso seguir.
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