viernes, 15 de septiembre de 2017

Desmentidos y garapullos IX

Pensamientos caniculares

Aclaración inicial: El texto que sigue se escribió en pleno verano, aunque no ha visto la luz hasta las postrimerías de la ardiente estación, en parte por los rigores propios del estío y en parte, acaso mayor, por la natural tendencia de este que les escribe a caer en las garras del segundo de los pecados capitales. Aclarado este punto, les dejo con la correspondiente entrega de los tan necesarios desmentidos. ¡Qué sería de nosotros sin ellos!

Aunque la sabiduría popular asegura que "por bestia suele pasar quien en verano quiere caminar", siguiendo nuestra vocación de azote indesmayable, ignoramos este sabio consejo y nos ponemos en marcha literaria, con el objetivo de siempre: hacer honor a la verdad. Una vez más, y para intentar aliviar el letargo vacacional, salimos a la palestra a desfacer entuertos y enderezar rumores.

•  Lenguas viperinas han propagado el falso rumor de extraños fenómenos fantasmales, espectrales y, al parecer, paranormales en un despacho noble de la planta baja de cierto edifico de un centro de investigación. A saber, que el cuadro ajado y marchito del emérito monarca aparece todas las mañanas dado la vuelta, mostrando la efigie esplendorosa de Su Excelencia. Nada más lejos de la realidad. Lo más probable es que no haya nada paranormal en el caso. Seguramente son movimientos microsísmicos con origen indeterminado en la planta superior y que anuncian el esperadísimo cambio de guardia.

• Nos comenta un aguerrido paparazzo que acaba de volver de Venecia, que cierto I.A. ha sido visto sorbiendo con pajita una copa de Spritz en la playa del Lido. Nos sorprende tal falta de estilo y, tras una ardua investigación hemos sabido, de una fuente absolutamente fiable, que la realidad era muy otra. Ese gran personaje intentaba rememorar la estancia del profesor von Aschenbach en el hotel Des Bains mientras degustaba un Bellini bien frío acodado en la barra de El Chiringuito celebrando el premio de su estudiante.

• En los mentideros del edificio de administración anda corriendo un mordaz chisme que afirma que de tan gris, el nuevo director se confunde con el gotelé de su despacho. Ni siquiera podemos afirmar o desmentir tal hecho, al susodicho apenas se le siente salvo cuando despacha con la intervención y se le calienta la vela.

•  Es incierto y contrario a la verdad que el jefe de ingeniería de una presunta unidad de supuesta excelencia se haya pasado tres meses buscando entre los desechos de una quincallería una correa de transmisión para la trócola del mítico plóter con el loable objetivo, eso sí, de imprimir los planos de la medalla de una ilustre academia, que se otorgará el próximo otoño. Todo el mundo sabe que para hacer una o (aunque sea enorme) solo hace falta un canuto.

• Aunque debemos reconocer que no se le ve desde hace un tiempo, la ausencia prolongada del técnico residente del despacho P1-14 no puede deberse a que haya sido devorado por las cucarachas mutantes que, según cuentan los rumores, habitan en la bobinadora. Se nos ocurren otras posibilidades: que se encuentre de vacaciones en el Lido cámara de foto en mano, que esté buscando repuestos en todas los desguaces de Madrid para cualquier proyecto de tecnología punta o quizás esté despanzurrado boca abajo en la sala Marquina fruto de los microseísmos que vuelven del revés el cuadro de Su Majestad.

2 comentarios:

  1. Genial! (Yeniale!!, que diria un italiano).
    Palo, un consejo: ya que estamos, intenta caer en las garras del primer pecado capital, no?.

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    1. Estimado doctor Cantor.

      Aunque jóvenes de espíritu y mente, a nuestra edad todo lo carnal nos flota, parafraseando a un gran maestro leonés.

      Un saludo,

      Dr. Ing. P. Chichinabo

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