con Blas Cantor
Apuntes, por P. Ch.
Debo mi primer contacto con Cioran a la beneficiosa influencia de don Blas Cantor. Inmediatamente advertí semejanzas entre los dos personajes. Dice Fernando Savater que “Cioran fue siempre un pensador religioso… lo que pasa es que es un
religioso contrariado. Nunca le perdonó a Dios que no existiera”. Exactamente lo mismo que le pasa a don Blas; quiere creer, pero no puede. Como a don Blas, a Cioran le fascina España, pero no llega a entenderla. Según Santacroce, para Cioran "...Su sentimiento de la existencia está constantemente saltando de un polo a otro, de la negación a la afirmación…". Como nuestro eterno estudiante. Una semejanza más se puede destacar. El libro del que se extraen estos disparos está escrito en estilo aforístico. Frases breves, de factura bellísima e interpretación oscura. Como le gusta a don Blas, para disertar sobre cada una de ellas durante horas. Disfruten de estos disparos; acaso no sean más que el prólogo de ese libro que B. C. nunca escribió: "vindicación de la decadencia".
Disparos, tomados de "de lágrimas y santos", E. Cioran.
Un pueblo entra en decadencia cuando empieza aburrirse y el universo se transforma en una tarde de domingo.La aurora conoce ideales; el ocaso solo ideas.
El ocaso de un pueblo coincide con su máxima lucidez colectiva.
El único argumento contra la inmortalidad es el aburrimiento.
No existe sino un fracaso: haber dejado de ser niños.
El mérito de la religión es haber sabido dar una dirección a la locura.
El fracaso es el paroxismo de la lucidez.
¿Qué te queda ya, sino rumiar tu tedio?
Solo el burdel puede salvarnos temporalmente del terror de la muerte... Y de la histeria de eternidad.
A excepción de la materia, todo es música. Es la emanación última del universo.
El nihilismo ruso es el que más se asemeja a la mística española.
Con Dios es fácil terminar cuando te has hartado de él. Un argumento, pero definitivo: el hastío.
¡Qué estrecho vínculo existe entre la fisiología y la eternidad!
Dios no es sino la nada suprema.
El delirio y Dios se sustentan uno a otro.
Rusia y España, países preñados de Dios. Lo llevan en sus entrañas.
Los pueblos mueren sin escapatoria.
Las fuentes de lo sublime en Bach son la meditación de la muerte y la nostalgia del cielo. Mozart no tiene ni una ni otra.
El tiempo es solo un marco para las soluciones; la muerte es la solución definitiva.
Solo la música puede devenir sustancia en el vacío absoluto.