La sabiduría al alcance de todos
Me ha escrito mi gran amigo Marco Testa D'ovo. A pesar del frío siberiano que recorría Rávena, Marco ha seguido ejerciendo una de sus actividades más lucrativas: liquidador de bibliotecas. No hace mucho se ha encargado de la de un viejo aristócrata de la Emilia-Romagna, conde para mas señas. Me cuenta que, entre los miles de volúmenes, ha expurgado unas cuantas obras, que reseña en su última carta, y que amenaza con enviarme por correo. Sus comentarios sobre los libros elegidos son los que aquí presento.
Premios, lácteos y variantes
M. Aguilar, Ed. L. Pascual, 1995
M. Aguilar, Ed. L. Pascual, 1995
Es una cita memorable lo que el rodrigón del autor de este librito le repetía con insitencia y angustia:"Si supieras la mitad de las cosas que a mi se me han olvidado, serías un científico en extremo interesante". Infortunadamente, el texto muestra de un modo límpido y terso que nunca llegó a tanto. La lectura de este opúsculo conduce de inmediato a la sospecha de que parte de la trivialidad y no consigue salir de ella, impresión que se confirma con demasiada frecuencia a lo largo del discurso. Sin embargo, debe salvarse de la quema, ya que contiene algunas ideas que no debemos dejar caer en el olvido. Especial atención merece el capítulo titulado "50 años haciendo cuac", en el que se realiza un recuento exacto e inolvidable, por incorrecto y absurdo, del número de gluones que soporta este, nuestro universo. La sabiduría del autor, que tanto preocupó a su desconocido mentor, queda reflejada con especial fidelidad en ese pasaje. No menos revelador resulta el fragmento "60 años de Sern", donde, de una manera que ultraja el sentido común, se confunde contabilidad con ciencia, error colosal y característico del autor, que ha sido la base sobre la que construyó su carrera. Como decía el pensador hispano-estadounidense G. Santayana, "aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo". La lectura del libro que nos ocupa debe ser el estímulo que mantenga viva la memoria de los errores pasados y evite que volvamos a caer en ellos.
Arte y salero. Poemario taurino
Varios Autores, Ed. Gato Negro, 2012
Varios Autores, Ed. Gato Negro, 2012
Inspirado en ese gran matador, El Niño del Arenal, que dominó las distancias largas, las muletas teloneras y el golletazo jindamero. Un conjunto de poetas jóvenes exprime su sensibilidad para reflejar luces y sombras de un personaje que ha definido un estilo en la gestión del miedo y la clarividencia exacerbada, cuya hondura puede verse reflejada en el poema “Algo se mueve”, del nunca reconocido M.C. Canales. Pero entre todo ese conjunto de romances y seguidillas destaca, sin lugar a dudas, "A un palmo del suelo", donde se dibuja, con gruesas pinceladas, la temporada que el maestro pasó malviviendo, al final de su carrera, en un semisótano, desde donde podía entrever los arbustos de un patio interior y maldecía su suerte en los ruedos. Destaca, por todo lo contrario, la contribución de F.J. LLánez, intitulada "Caballero y Amigo". Con un tono servil y rebajado, intenta agrandar al hombre por encima del artista sin lograrlo, por lo que deja en caricatura lo que hubiera debido ser un retrato al natural. Como toda antología, abunda esta en piezas desiguales. Otro homenaje a la vida del maestro, no del todo involuntario, y que acaso hubiera merecido una línea por parte de Fernández Flórez o Curro Meloja. Solo por esto merece la pena leerlo.
Por peteneras. La vida de Paco el Águila
C. J. Delgado, Ed. Albaicín, 1910
C. J. Delgado, Ed. Albaicín, 1910
Cuando el Dr. Mañas, el gran aficionado al flamenco, se encontró con un ejemplar de este libro en los vetustos anaqueles de la biblioteca de La Junta, no pudo evitar una expresión de asombro. Sabemos muy poco de las vidas y las obras de los guitarristas flamencos de tiempos pasados, y menos aun si se trata de uno mediocre, como el caso que nos ocupa. Sin embargo, y a pesar del indisimulado asombro que recorrió al doctor, en esta ocasión está justificado el volumen biográfico. Pese a su universalmente reconocida mediocridad, que arrastraba acompañando con su "toque p´abajo" al barbudo cantaor Rodolfo Jóyer, ha dejado dos o tres cosas que, para pasmo generalizado, han perdurado en la historia del cante. Esta pareja recorrió el orbe flamenco en el pasado, un pasado que nos parece ya remoto, tal es el olvido en el que cayeron, pero que en realidad no es tan lejano. Especialmente acertado es el título de esta biografía, y ello por dos razones. Las crónicas flamencas confirman la primera de ellas. Leemos en esos sabios comentarios que las peteneras eran el único palo que, interpretado por Paco y Rodolfo, "se dejaba escushá". La segunda razón entronca con el carácter esquivo de "el Águila", tan difícil de localizar, y que tal vez haya sido el origen de la expresión popular "irse por peteneras". Cantaor y tocaor siempre estuvieron considerados como segundones, pero el jaleo que Paco solía gritar cuando Rodolfo afilaba su garganta, ese "¡Ele hachesé!", ha quedado para los restos. Nadie entendió nunca el significado de tal expresión. Aun hoy en día seguimos ignorándolo. A pesar de ello, durante largo tiempo, mientras esta pareja se mantuvo en activo, toda la grey flamenca se sintió obligada a repetirlo. Una y otra vez; este y ninguno más. Afortunadamente, hoy empezamos a liberarnos de esta incomprendida tiranía, pero el mundo del flamenco nunca volverá a ser el mismo. Repetidas veces fue preguntado el tocaor por el origen y significado de tal expresión, pero jamás fue capaz de explicarse, o lo que es lo mismo, nadie consiguió nunca entender sus respuestas. Acaso la lectura de este libro casi olvidado arroje algo de luz sobre esta oscura, incomprensible e importante pregunta.
El Reino de Babia. Crónica de un mundo feliz
C. López, Ed. Firma, 2009
C. López, Ed. Firma, 2009
Fue la mente trifásica del Dr. Jofreu Sácaro - escritor, artista, científico y el pensador más original de la Piel de Toro - la que concibió, entre otras muchas cosas, la posibilidad de un texto como este. Sin embargo, no fue él quien lo llevó de la potencia al acto. Hecho, este, extremadamente desafortunado, puesto que el resultado no hubiese sido lo que encontramos en este volumen, pleno de párrafos hueros, orondos y mercuriales. El especialista en oes con canuto que lo perpetró, expone en él, con escasísima brillantez, sus opiniones, ya que no puede narrar hechos por la sencilla razón de que no los tiene. Todo el discurso se refocila en un caché del que el autor, evidentemente, carece. "Dime de qué presumes, y te diré de qué careces", afirma la sabiduría popular, como nos transmitió J. M. Sbarbi en su monumental paremiología. Nada más exacto en este caso. La selección de este volumen no se debe, pues, al valor literario o filosófico de su contenido, sino a que permite entrever con especial claridad hasta donde puede llegar la locura, la estupidez o la cobardía del ser humano. Ya el título lo describe perfectamente. Como dice el conocido teorema de Thomas (W. I. Thomas y D. S. Thomas), "si lo irreal se toma como real, son reales sus consecuencias". Bien lo sabemos. La sufridísima lectura de este libro debe ayudarnos a entenderlo para evitarlo.
Conversaciones con un ser, Martin
A. R. Alguer, Ed. Cannonball, 2003
A. R. Alguer, Ed. Cannonball, 2003
Afirma Héctor Anaya, el escritor, periodista y pedagogo mexicano, que "un insulto hay que responderlo en cuatro segundos. Después se vuelve rencor". La historia que contiene este manso volumen se puede resumir en un intercambio de insultos. Por desgracia para los nobles protagonistas, no siguieron el consejo de Anaya. El rencor se acabó imponiendo como el único motor del argumento, y la historia devino en mera astracanada cuando en sus inicios prometía alturas mucho mayores. Como el arte de la conversación , la vida pausada, el gusto por las cosas bien hechas y el sabor de los tomates, hoy en día se ha olvidado el noble y antiguo arte del insulto. El baldón ha sido una de las bases de la vida pública desde la Grecia clásica, y seguramente desde mucho antes. ¡Cuánto se valoraba en Atenas la habilidad para la sátira! No está de más, sin embargo, recordar que el insulto se aprecia y se aplaude cuando se formula con imaginación, ingenio y elegancia lingüística, momento este en el que llega a convertirse en uno de los paradigmas del arte literario. Así ha sido a lo largo de la historia y así quisiésemos que continuara. La lectura de estas conversaciones podría ayudar a recuperar el nobílisimo arte del insulto. Confiemos en que los hados lo permitan.