No ha mucho que me vi envuelto en un duelo incruento (o no) que me enfrentó a un cierto doctor cuyo nombre no desvelaré. Tras ofrecerle una invitación de amistad a través de los nuevos servicios digitales de Internet, el susodicho me devolvió la misiva que a continuación os transcribo y que dio lugar a todo el episodio.
Estimado Sr. D. Palomino Chichinabo;
Es grande el honor que me hace al ofrecerme. Desearía poder corresponder a tan amable gesto incluyéndole en mi lista de muy queridas personas y mantener con usted una fluida y amistosa relación epistolar. Es sin embargo de imperiosa necesidad que, antes de proceder, me aclare una duda que me asalta y me corroe. ¿Sabe usted si su apellido, Chichinabo, se escribió siempre de tal manera? No es baladí la cuestión porque cabe la posibilidad (remota, claro está) de que sea una contracción del conocido Chichi Nabo, noble y ancestral familia de rancio abolengo con heráldica y escudo formado por un chichi y un nabo, ambos con penacho de plumas, en campo de gules con un gorgojo y un licántropo en actitud poco decorosa. De ser cierto, huelga decir que me sentiría muy honrado si me permitiese tratar asiduamente con usted e ingresar en su selecto círculo de amistades. Pero, si no lo fuese, sepa usted, caballerete de tres al cuarto, que no es más que un patético y vulgar Chichinabo y, por tanto, descendiente del hijo bastardo que el "Marquis du Chi-Chi" tuvo con su criada Rodamina Botellón. En este caso es obvio que nuestra relación quedaría seriamente afectada y, francamente, prefiero que no vuelva usted a comprometerme con sus mensajes.
Espero ansiosamente su pronta respuesta
Atentamente
YO
Dejando la egolatría pertinaz del final, le respondí de esta guisa:
Doctor, no me sea boludo
con sus palabras rumbosas.
Quizás no sean las cosas
como las pinta el escudo.
Quizá no sea lo mismo
abolengo que bastardo,
mas no me creo petardo
para tener tal clasismo.
Petardo, cardo o bastardo,
ya que habla usted de nabo
es mejor hablar de rabo,
picha, poya, pene o nardo.
Y para terminar de citarle:
Si grande es vuestro honor, también el mío
rebosa de mi alma ante la vista
de su cálida respuesta presta y lista
al texto claro y limpio cual le envío.
Mas duro es el dolor que cruel me invade
al advertir sus dudas con mi nombre.
No es digno de señor dudar de un hombre
si dádivo le invita y le persuade.
Es práctica de honor acá en mi tierra
si así con estos modos se me ofende
citarle espada en mano a la cruel guerra.
Si no retira ya y la mano tiende,
la ofensa que me hizo ruda y perra,
elije usted padrino y lo defiende.
A lo que me respondió:
Presto al agravio respondo
y acepto con gusto el lance
pues pasando por tal trance
daré fin a un ser hediondo.
Os pido tengáis paciencia
antes de haceros difunto
para aclarar un asunto
y joderos la existencia.
Claro está que sois tozudo
pues amén de ser bastardo
actuáis como un bigardo
y sois hijo de cornudo.
Por más que a la gente ofenda
a mi me importa un comino
que os llaméis Don Palomino
aunque sea cosa horrenda.
Chichinabo es otra historia
pues es de por si grotesco,
indica que sois canallesco
y que nacisteis en Coria.
Este nombre no es de alarde
pues siendo de chicha y nabo
claro está que sois un pavo
y por tanto ser cobarde.
Llegado este punto no tuve por mas que amenazarle con mi espada:
Lamento que mi ofrecimiento de concordia se rechace tan a la ligera y recibo con disgusto sus estrofillas.
Lo único que hiede en sus perpetrados ripios es su acojone y su canguela.
Sin duda es usted un barbián de primera categoría y doctor en bagatelas, ya que ni contar sabe.
Ni siquiera con arte mayor nos reta y como no solamente soy consumado maestro en el arte de la esgrima aquí le mando estos tetrástrofos monorrimos improvisados (con el correcto número de silabas, me permito señalar).
Ese verso canallesco colocado diecinueve
que su rima rompe por tener sílabas nueve
delata su ignorancia, mis tripas remueve
y me deja el semblante blanco como la nieve.
Me llamo Chichinabo de nombre Palomino,
señor de cabo a rabo y escribo alejandrino.
Con esta estrofa acabo aunque sea cansino
el asunto del nabo y también el del pepino.
Lamento que se muestre como auténtico orate
y su ripio solo sea ejemplo del dislate,
sosaina como el estrambote de un botarate.
Merece que la hoja de mi espada le remate.
Dr. Ing. y Poeta Palomino Chichinabo siempre al servicio de las musas
Y el muy cretino recogió el guante.
BATIRME CON VOS NO TEMO, SO MEMO
Para que entiendas mi verso, pollino
sin que sufra tu mente y caigas muerto
como en rimar eres lerdo, mamerto
octosílabos bastan, Palomino.
Ríome de su verso alejandrino
pues en dos ripios que riman ya advierto
que por salir sin morir de este entuerto
plagiado lo habéis sin duda a un vecino.
Bátome en duelo con gran desparpajo
presto termino a más de un gorrino
tripas y sesos reviento y desgajo.
Ved como en lance, mendrugo mohíno
me basto de un tajo y un escupitajo
y acabo de cuajo con nabo y pepino.
¿Creen ustedes que un caballero puede soportarlo?
Todavía estoy limpiando la sangre de mi espada.
jueves, 20 de enero de 2011
Al primer tapón, zurrapas
Muebles de Loewe
Hace tiempo que quiero decir a su excelencia
que en este centro nuestro, de sublime decadencia
se equivoca cual patán acumulando excrecencia
pues hay que desalojar la caterva sinverguencia
Hace tanto tiempo que perdimos la inocencia
que ni aun armados de infinitísima paciencia
podemos aceptar que semejante indecencia
campe a sus anchas sin ocultar su apariencia
Editor de Revista, carece de conciencia.
De figura embidiosa, sin ninguna decencia,
le ha otorgado sillón su servil reverencia.
Mamandurria famosa y con muy poca ciencia
Metrólogo de papel, alarbe sin sapiencia
mansedumbre de escarbar, de las tablas querencia
Rasputín de imitación, chalán de conveniencia.
Voy a dejarlo aquí, me provoca somnolencia
Hace tiempo que quiero decir a su excelencia
que en este centro nuestro, de sublime decadencia
se equivoca cual patán acumulando excrecencia
pues hay que desalojar la caterva sinverguencia
Hace tanto tiempo que perdimos la inocencia
que ni aun armados de infinitísima paciencia
podemos aceptar que semejante indecencia
campe a sus anchas sin ocultar su apariencia
Editor de Revista, carece de conciencia.
De figura embidiosa, sin ninguna decencia,
le ha otorgado sillón su servil reverencia.
Mamandurria famosa y con muy poca ciencia
Metrólogo de papel, alarbe sin sapiencia
mansedumbre de escarbar, de las tablas querencia
Rasputín de imitación, chalán de conveniencia.
Voy a dejarlo aquí, me provoca somnolencia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)